No hay ladrón que por bien no venga
Primera fila y centrado
Un hombre entra a un departamento para asaltarlo; la mujer lo controla llamándolo por teléfono a “su trabajo”, llega el dueño de la casa con su amante, atiende el teléfono, se crea una confusión y esto atrae a su propia mujer, que aparece entonces en escena. Los engaños se suman a las mentiras, las identidades se modifican y por último cae en el ya repleto apartamento el marido de la amante del dueño de la casa.